Leonor, el calendario sigue Leonor |
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Y
un día sos vieja. Pareciera que fue ayer cuando terminaste la secundaria,
cuando te casaste, cuando tuviste a Robertito y a Mónica. Y hoy te miras
al espejo y sos vieja. Los años te fueron desgastando y rompiendo, y a
veces pienso que hasta invisible. Creo que si yo fuera un mueble o algún
cachivache me pondría en la vereda para que me lleve el botellero o el
ciruja del barrio o el camión de la basura. Te
das cuenta de que hasta tu ropa es vieja. Total, para que vas a gastar
plata en ropa nueva, si anda saber cuanto tiempo vas a poder usarla. Además,
salís tan poco. Todo en vos esta pasado de moda, tus ideas, tus sueños,
tu cuerpo. Te vas quedando sola sabes, tus amistades se van muriendo, o
están en peores condiciones que vos. Tus hijos te quieren, pero a veces
no podes evitar sentir que tal vez sos un estorbo para ellos. Y
te aburrís, tanto te aburrís que tus sentidos se duermen. El cine o la
misma tele ya casi no los ves por la miopía y ni hablar del oído, sorda
como una tapia. Con la comida te tenés que cuidar y reconozco que a veces
tengo poco tacto para decir las cosas. Pero creo esa licencia me la puedo
tomar por ser vieja. La
soledad desde que te dejo Oscar es un tajo, una muerte lenta. Cada noche
te vas a dormir con la misma pregunta, pregunta que se responde cada mañana,
hasta que llegue el día en
que no tenga respuesta. El hasta mañana de cada día es a veces
una suplica, un por favor puedo ver
el día de mañana; y otras veces un castigo, por
que tendré que seguir si ya no tengo nada que hacer aquí. Ni
siquiera nietos tengo. El Roberto me salió gay,
creo que así le dicen, mariquita, ¡bah! y la nena feminista y
solterona no hay tipo que le dure. Pero
no vayan a creer que no intento convivir con la vejez. Un día fui al
baile que organizaban los jubilados del barrio en el patio de la Sociedad
de Fomento. Si, todos estaban allí, bailando y parecían divertirse, a mí
me deprimió. Fue como un golpe en el estomago. Los vi y me vi, me pareció
patético. Las viejas maquilladas como para una obra de teatro, arrugas
como para empapelar el obelisco, olor a naftalina y a complejo vitamínico.
Música con artrosis y ritmo de dolor de ciática. Lo peor, la melancolía
que los abrazaba. Creo que tal vez la equivocada soy yo. Yo que no quiero
ser vieja, en cambio ellos lo aceptaban o se resignaban, no sé. Y
bailaban tangos viejos, entre viejos recordando viejos tiempos. No lo
soporte y me tuve que ir de ahí. Que
ingrata es la vejez, a veces me parece que los jóvenes no quieren
mirarnos, nos temen o les molestamos. Cuando
tomo el tren los domingos para ir a lo de Robertito, siempre me cruzo con
una chica, y siempre me sonríe y me mira. Me observa, como si quien
quiere descubrir algo. Supongo que trata de adivinar mi vida, mi historia
o como son mis días. Y no me molesta, por que no lo hace de curiosa, debe
querer entender la vejez y si tengo gente que me quiere y si mi vida es
feliz. Y no sé por que le importa si es que le importa, tal vez quiere
estar tranquila para cuando le toque, y a mí me gusta que crea que no es
tan malo, yo sufro, pero que no se note. Me
miro en el espejo y trato de buscarme en ese rostro que me mira y me
busca. Busco la belleza que supe tener, vieran como me piropeaban los
muchachos en el barrio en mi juventud. Pero no encuentro nada de esto, lo
único que me queda es el recuerdo y alguna que otra foto de lo que fui.
Hasta los ojos perdieron el color y el brillo, y no lo digo por las
cataratas. Pero
bueno Leonor, hoy cumplís 89 años, y no tenés muchas opciones más que
seguir dándole batalla hasta que un día llegue la paz. (Suena
el teléfono) riiing...riiing -Holaaa...si,
nena como est... si...si..¿Cómo! pero si sos solter...y sabes quien es
el padr...Bueno... que alegría, venite, venite que te espero. La
verdad es que hubiera preferido lo tradicional, un casamiento de blanco,
que el muchacho pidiera la mano. Pero bueno, a esta altura bastante con
que el tipo quiera hacerse cargo. Capaz que la Mónica lo hizo a propósito
para engancharlo, por que la verdad es que se le estaba pasando el cuarto
de hora. ¡Ah!
Disculpen, siguen ahí. Era la nena, parece que como dicen los jóvenes
ahora, le llenaron la cocina de humo, esta embarazada. El tipo no sé
quien es, pero ya poco importa. Y bueno que se le va a hacer, por lo menos ahora voy a tener que resistir mínimo nueve meses más. No me puedo morir sin conocer a la criatura. Y ahora los dejo por que la atorranta de la nena viene para acá y me va a presentar al punto. |
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