¡Porque sí! |
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-“Porque
las cosas pasan, y la vida es como es por una única e irrefutable razón:
¡porque sí!”, y colgó. Hacía
aproximadamente un mes que él estaba buscando la respuesta a la gran
pregunta preguntada ¿por qué? Por qué a mí, por que así ¿por qué?
Hasta el hartazgo había escuchado de sus familiares y amigos la frase
“las cosas son como son y no como uno quiere que sean”, y cada vez tenía
menos sentido, cada vez que la escuchaba era más profunda la puñalada.
Pero su pregunta seguía sin respuesta. Porque la angustia y el dolor son
tan eternos, por que la felicidad se muestra como efímeros destellos en
el más oscuro pozo. Tomó el teléfono nuevamente y discó, y sin esperar
respuesta gritó –“Quién invento este cruel juego. Dios, Destino, ¡Quién!.
Porque cuando uno cree que lo tiene todo bajo control y se convence de que
es feliz viene el golpe, el golpe que te vacía por dentro. Un golpe tan
potente que por unos instantes te mata y en la confusión te vuelve a
parir. Y la gran mano del destino te aprieta el corazón y te pisa los
pulmones, pero no quiere matarte. ¡No!, matarte sería un alivio para tu
dolor y lo que él quiere es que no te olvides, que sufras. Y te ahogas...
“. Él
sabía, o eso decían, que solo el tiempo adormecería sus sentimientos.
Pero de que serviría, si le cicatriz es permanente. También sabía que a
la vida había que darle batalla aunque ella nunca estuviese a la altura
de las circunstancias. La batalla que uno le da a la vida es igual a la
del Quijote contra los molinos del viento... vana. Pero por esas cosas que
tenemos los humanos lo hacemos de todos modos, mientras la vida
indiferente ni siquiera nos mira.
Un
día la respuesta llegó. Ese día tomo él teléfono, como siempre lo hacía
y sin esperar respuesta del otro lado gritó, -“¡Porque
sí!” Él había aprendido algo. Aunque todos quieran creerlo no es cierto, en la vida no hay ley de compensación, no hay ying-yang, si sufriste mucho serás recompensado con buena fortuna. ¡No! La vida es ciega, sorda y muda, y por sobre todo desmemoriada. Nada pasa por una razón, no hay motivos o penas ni castigos. La vida es caprichosa, la vida es espontánea y por eso es una aventura vivirla. No la cuestiones por que nada vas a ganar, no la desafíes por que te va a ignorar. Sólo hay que vivirla, vivirla a pleno y gozarla al máximo. ¿Y sabés por qué? ¡Porqué sí! |
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